Trabajar por el trabajo digno

Trabajar por el trabajo digno

Compromiso con su entorno, compromiso con la educación, compromiso con el progreso, compromiso con el trabajo. A todo esto dedicó su vida Marcelo Gangoiti y dejó su mejor legado en el Centro Somorrostro, que hoy le recuerda premiando la trayectoria de iniciativas empresariales que han sabido conectar todos esos motores, que han sabido conectar la preparación para la vida y para el empleo.

Es buena ocasión para repasar lo que nos está pasando en Euskadi. Para volver a levantar la voz.

Cuando nos presentamos a las últimas elecciones, dijimos que nuestra primera acción parlamentaria, desde el Gobierno o la oposición, iba a ser promover un debate monográfico de empleo y reactivación económica, y además otro sobre fiscalidad, de dónde obtener recursos con los que atender todas nuestras urgencias. Y así lo hicimos. Después ejercimos nuestra responsabilidad para rechazar unas cuentas que se resignaban a las insoportables tasas de paro y más tarde tocó poner encima de la mesa del Gobierno ideas para sacar de las listas de Lanbide a personas atascadas en el desempleo y dotar esas ideas de recursos para que fueran una realidad.

Así, a rebufo, este Gobierno va. Simplemente, navega. Y en Lanbide se siguen acumulando miles de ciudadanos que no sólo buscan una ayuda para solventar su situación, sino que también siguen reclamando propuestas de trabajo, propuestas de formación, propuestas para que les reconozcan profesionalmente lo mucho o poco que hayan hecho antes, propuestas que ofrezcan una puerta de salida.

Con este objetivo pidió el Gobierno de Patxi López asumir las competencias en políticas activas, mientras que el PNV puso todos los palos que pudo en las ruedas. Y ahora el Gobierno de Urkullu, cuando le toca ejercer esta responsabilidad, muestra una vez más su falta de ideas.

Los datos de la EPA conocidos ayer enfrían los ánimos de quienes se quieren enganchar a cualquier vitola electoral. Euskadi es la única comunidad autónoma que ha cerrado 2014 con más parados que en 2013 (700 más; y ya son más de 174.000). Y no sólo eso, sino que demostró lo que los Socialistas venimos denunciando desde hace tiempo: que el poco empleo que se crea es de peor calidad. Desde 2010, los empleos a jornada completa se han reducido un 14,5%, mientras que los de tiempo parcial han aumentado en un 21,2%. Cada vez menos trabajo y cada vez más precario. Terrible.

Por esta razón, el pasado 7 de noviembre, pusimos sobre la tribuna parlamentaria la realidad de la pobreza laboral. Nos fijamos en tantas miles de personas que puede que encuentren empleo, o puede que no lo hayan perdido, pero que con su sueldo no pueden atender sus necesidades más básicas. Y ahora la OIT nos dice que cada décima de mejora de las tasas de empleo o de las de afiliación a la Seguridad Social no va a impedir que al final de esta década, quince años después de que arrancara esta crisis, haya unas tasas de paro insoportables. Quienes estén en esa cifra, en torno a la quinta parte de la población activa, van a ser en su mayor parte trabajadores perdidos en el laberinto de promesas y de planes que no han podido reinsertarse en el mundo laboral.

Por eso es tan importante que hoy mismo tomemos medidas. Por eso es fundamental que dejemos los equilibrios discursivos, que dejemos de anunciar regularizaciones parciales de las condiciones de los empleados de Lanbide y de una vez se ordene toda la tarea que estos trabajadores tienen por delante: dar satisfacción no ya a las demandas de ayudas, sino sobre todo a las demandas de trabajo y de formación. Por eso es tan importante contar con planes de acompañamiento a los autónomos. Por eso es importante ligar la formación al empleo, no sólo presumir de que somos líderes en formación profesional. Por eso creemos que el Gobierno vasco puede y debe intervenir favoreciendo nuevas oportunidades, nuevos nichos de empleo, en nuevas tecnologías y en el sector medioambiental, pero también en el tercer sector, ése que va a ser esencial para atender las necesidades de una sociedad envejecida. Por eso es necesario invertir en ello, crear el Fondo de Cohesión Social, ése que propusimos los socialistas, al que se comprometió Urkullu y del que nada sabemos.

Invertir en nuevas posibilidades de empleo, favorecerlas, y favorecer su calidad. Por eso también necesitamos mayor compromiso del Gobierno de Urkullu, que prime en sus subcontrataciones a las empresas comprometidas con las condiciones de sus trabajadores. Por eso seguiremos impulsando estabilidad y garantías en el empleo público, y defenderemos los acuerdos de corresponsabilidad entre los agentes sociales, pero bajo liderazgo público, en la mesa de diálogo social. Por eso no aceptamos EREs encubiertos y luego descubiertos en los que se prescinda de un mínimo de planificación.

Todo eso es trabajar por el empleo. No es presentar planes y prometer leyes de Formación Profesional para el final de un mandato con la sola excusa de tener discurso. La única norma real al respecto en esta legislatura fue impulsada por nosotros, la Ley de Aprendizaje a lo largo de la vida, que busca esa conexión permanente e imprescindible entre la formación y el trabajo. Trabajar por el empleo es trabajar. Y los socialistas estamos trabajando por el trabajo digno. Ése a lo que nos comprometimos, y lo que estamos haciendo.

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