Trabajo digno y con derechos para una Euskadi digna

Trabajo digno y con derechos para una Euskadi digna

En mis siete meses como secretaria general he insistido en dos ideas: que estamos en riesgo de que se consoliden las desigualdades y la precarización, y que debemos escuchar lo que nos dicen los ciudadanos. Hoy quiero volver a hacer las dos cosas: hablar de esa pérdida de derechos, y atender el testimonio directo de un ciudadano. Es público, se difundió en una revista semanal de amplia difusión en toda España, y corresponde a un vecino de Vitoria-Gasteiz que decía: “He caído en la casilla de las cincuenta horas semanales por 800 euros, en la de cuatro horas aseguradas al día trabajando ocho y cobrando por debajo del llamado sueldo digno. He saltado de entrevista en entrevista y, a pesar de aceptar las nuevas reglas del juego, no he conseguido ganar ninguna partida todavía. Estoy verdaderamente desilusionado, confundido y muy enfadado con este nuevo tablero; todo lo que luchamos para mejorarlo lo han destruido con la excusa de que vivimos por encima de nuestras posibilidades”.

La desesperanza de este gasteiztarra es la misma que me transmiten muchas de las personas con las que me vengo reuniendo los últimos meses. Es la misma que me trasladan las organizaciones sociales que atienden a estas personas que peor lo están pasando. Es la misma desesperanza que percibí en esas trabajadoras del comercio de Álava que me contaban hace unas fechas que tienen contratos de seis horas a la semana pero distribuidas a demanda de su empleador que en cualquier momento les puede cambiar el día o el turno de trabajo, lo que les impide completar esa miseria de salario con otro empleo, o formarse, o planificar la atención a sus familias.

Son ejemplos que, sumados, nos muestran la otra cara de unos datos económicos y sociales que los Gobiernos de Rajoy y Urkullu no quieren reconocer, pero que nos muestran con crudeza que en Euskadi vivimos una realidad social muy alejada del “oasis vasco” que algunos quieren presentarnos.
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Trabajar por el trabajo digno

Trabajar por el trabajo digno

Compromiso con su entorno, compromiso con la educación, compromiso con el progreso, compromiso con el trabajo. A todo esto dedicó su vida Marcelo Gangoiti y dejó su mejor legado en el Centro Somorrostro, que hoy le recuerda premiando la trayectoria de iniciativas empresariales que han sabido conectar todos esos motores, que han sabido conectar la preparación para la vida y para el empleo.

Es buena ocasión para repasar lo que nos está pasando en Euskadi. Para volver a levantar la voz.

Cuando nos presentamos a las últimas elecciones, dijimos que nuestra primera acción parlamentaria, desde el Gobierno o la oposición, iba a ser promover un debate monográfico de empleo y reactivación económica, y además otro sobre fiscalidad, de dónde obtener recursos con los que atender todas nuestras urgencias. Y así lo hicimos. Después ejercimos nuestra responsabilidad para rechazar unas cuentas que se resignaban a las insoportables tasas de paro y más tarde tocó poner encima de la mesa del Gobierno ideas para sacar de las listas de Lanbide a personas atascadas en el desempleo y dotar esas ideas de recursos para que fueran una realidad.

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Es nuestra reponsabilidad

Es nuestra reponsabilidad

Acabamos de comprobarlo otra vez. El Banco de Alimentos ha sabido aglutinar el espíritu solidario que hay en nuestra sociedad. Los ciudadanos, los vascos y vascas, son conscientes de lo que está pasando en la calle. Saben que, fuera de las décimas de mejora del PIB y de leves repuntes de empleo, lo que hay es mayor pobreza y una precariedad laboral que impide que un salario sea suficiente para una vida digna.

Por eso la gran movilización del último fin de semana de noviembre. Por eso miles de voluntarios continúan estos días organizando la comida donada para hacerla llegar a quienes lo necesitan. Lo hacen porque hay quienes lo necesitan. Y lo harán llegar sin preguntar el origen del beneficiario, sino preguntando por su necesidad. Justo lo contrario de las aireadas propuestas para reformar nuestro sistema de protección social.

Si esto ocurre, si se produce esta movilización ciudadana, es porque nuestro sistema de protección no es suficiente. No porque haya lagunas de las que algunos quieran aprovecharse, sino porque hay lagunas que impiden acceder a muchos que lo necesitan. Y mientras no corregimos esas carencias para que nadie quede al margen, la sociedad se moviliza para llegar a donde no llegamos desde las instituciones. (más…)

Cumbre Social Vasca-Euskal Goi Bilera Soziala

Pleno monográfico sobre pobreza

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