El país de las mujeres libres

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Posted by Idoia.Mendia on martes, 8 de marzo de 2016

La historia de la lucha por la igualdad de la mujer es el mejor reflejo de la fragilidad de los derechos. De la necesidad de cultivarlos, de defenderlos, cada día, de protegerlos, de ensancharlos. De levantar la voz cada vez que se cercenan. Y de tomar decisiones políticas que los blinden. La batalla de la igualdad fue abriendo ventanas a lo largo del primer tercio del pasado siglo. Fue abriendo la ventana del acceso a la educación. La ventana del acceso al trabajo. La ventana de la libre maternidad. La ventana del sufragio. Fueron ventanas que se cerraron con la dictadura y que hicieron más negra la oscuridad del franquismo. Las mujeres volvieron a la minoría de edad permanente. A necesitar el permiso de los hombres para cualquier decisión. A no poder elegir con quién querían vivir. A ser “liberadas” del empleo remunerado y recluirse en “sus labores”.

Pero fueron las mujeres que se hicieron adultas en esa situación las que abrieron a sus hijas de nuevo las ventanas de las oportunidades que permitió la recuperación de las libertades. Mi generación es la de las mujeres que pudimos elegir. Que nos lanzamos a la universidad. Que decidimos ser médicos, arquitectas, jueces, ingenieras, abogadas o conductoras de autobús. Que no necesitábamos permisos para viajar, trabajar de noche, abrir una cuenta corriente. Que decidimos ser madres cuando quisiéramos y con quien quisiéramos. Que decidíamos con quién y cómo queríamos vivir.

Parecía tierra conquistada. Y no. Porque hoy hay decenas de miles de mujeres en Euskadi que haciendo uso de esa libertad sacan adelante solas a sus hijos sin que nadie vele por su conciliación. Porque hay decenas de miles de mujeres en Euskadi que se ocupan de sus hijos y sus mayores teniendo que renunciar a su carrera profesional. Porque hay decenas de miles de mujeres en Euskadi que acceden a los trabajos más precarios. Porque hay decenas de miles de mujeres en Euskadi que ganan menos que los hombres por el mismo trabajo. Porque la brecha salarial ha crecido en Euskadi más que en cualquier otro sitio. Porque hay muchas mujeres en Euskadi que hoy tienen miedo de sus parejas y no saben a qué ventanilla deben acudir para sentirse protegidas. Porque hay muchas jóvenes en Euskadi que no ven el riesgo de dejar que les controlen sus comunicaciones, su forma de vestir, su aspecto físico, sus amistades.

Éstas son las amenazas a nuestra libertad. Amenazas que necesitan con urgencia nuevas medidas. Pero hace cuatro días en el Congreso de los Diputados se bloqueó un Gobierno que pretendía tomar esas decisiones. Hace cuatro días se votó que no a un Gobierno que quería elaborar una ley de igualdad salarial, para impedir de una vez que una mujer cobre menos que un hombre por el mismo trabajo. Hace tan sólo cuatro días se votó que no a un Gobierno que quería implantar medidas de emergencia social en hogares con riesgo de exclusión, cuando quienes tienen mayor riesgo de pobreza severa son las mujeres. Hace cuatro días de votó que no a un Gobierno que proponía incrementar la presencia femenina allí donde se toman decisiones, que quería hacer horarios más racionales que favorecieran la conciliación. Hace cuatro días que se votó que no a un Gobierno que extendiera la corresponsabilidad en el cuidado de los hijos, para que ellas no sigan asumiendo esa tarea casi en exclusiva y que le siga pesando en su vida profesional. Hace cuatro días se votó que no a un Gobierno que pretendía reconocer los derechos de maternidad de las mujeres desempleadas, con una prestación económica.

Éstas son algunas de las cosas que una mayoría de partidos bloquearon.
Hace cuatro días se bloqueó un Gobierno que asumiera que la violencia de género es cuestión de Estado, que este país no se puede permitir el lacerante conteo de mujeres agredidas, amenazadas, de mujeres con miedo, de mujeres que no encuentran la vía para ser libres. Hace cuatro días una mayoría de partidos decidieron que no pasaba nada por dejar que siga un Gobierno que nada ha hecho para combatir con decisión esta lacra, que ha recortado también la libertad de las mujeres.

Y lo quiero recordar hoy. Porque en este Día de la Mujer volveremos a escuchar declaraciones bienintencionadas. Volveremos a escuchar buenas voluntades. Volveremos a escuchar compromisos que no se cumplirán, porque una mayoría de partidos así lo ha decidido. Este 8 de marzo deberíamos estar exigiendo al nuevo Gobierno que no espere más, que ponga adelante sus compromisos. Pero no podrá ser. Este 8 de marzo será un día perdido en la conquista del país de las mujeres libres, porque así lo han querido una mayoría de partidos.

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