Escribo estas líneas después de mucho reflexionar sobre su conveniencia, dudando si no era mejor dejar pasar el asunto. Pero si hoy lo hago es porque estoy convencida de que muchas de las críticas lanzadas contra mi partido (y especialmente contra mí) por participar en un reportaje navideño junto a líderes de otras formaciones institucionales vascas merecían una respuesta.
Han sido días duros. Días en los que he tenido que leer y escuchar acusaciones gruesas, que no me afectan en los personal (porque una ya ha visto de todo a estas alturas), pero que me indignan en la medida que cuestionan (muchas veces desde la cómoda distancia) el compromiso ético y democrático del partido que lidero, de mis compañeros y compañeras, de una organización centenaria que ha tenido que aguantar lo que no está escrito por hacer política en este país.
Socialismo es sobre todo profundas convicciones defendidas a lo largo de tres siglos. Y en el caso del socialismo vasco es sufrir, luchar y vencer a dos dictaduras en los últimos 70 años: la dictadura de Franco y la dictadura de ETA. Luchamos defendiendo los mismos principios que nos llevaron a la fundación de nuestro partido: la libertad, la igualdad y la justicia social. Y ganamos a la dictadura de Franco, trabajamos en la Transición por la convivencia democrática en España y en Euskadi y alumbramos junto a otros la Constitución de 1978 y el Estatuto de Autonomía de Gernika.
Resistimos y luchamos contra la dictadura de ETA, que trataba de imponer un proyecto totalitario y exterminaba por cualquier medio a todo aquel que pensara diferente. Nos mantuvimos firmes, en todos los frentes, desde todas las instituciones, especialmente desde los ayuntamientos. Fuimos la infantería de la democracia en las circunstancias más difíciles que pueda imaginar nadie.
Trabajamos por acabar con la lacra del terrorismo. Y lo conseguimos. Siempre defendimos que la democracia es una ciudad de puertas abiertas. Defendimos que todas las ideas pueden defenderse en democracia con la palabra. Exigimos durante años y trabajamos muy duramente junto con otros porque se abandonara el camino de la violencia, y lo conseguimos.
Que hoy partidos como Sortu o EH Bildu estén en las instituciones defendiendo con la palabra sus ideas es una victoria de la democracia. Y los socialistas vascos seguimos trabajando en todas las instituciones para que la izquierda abertzale siga dando pasos y consigamos que reconozca que nunca se debió matar, secuestrar, extorsionar y perseguir por pensar diferente.
Los socialistas vascos somos coherentes con toda nuestra trayectoria política en esta tierra. Somos honestos y sinceros haciendo política porque estamos comprometidos con el futuro de la ciudadanía vasca. No damos una cara y escondemos la otra. Otros partidos sabrán qué hacen cuando han pactado y pactan con EH Bildu, cuando quienes hoy ocupan altos cargos nacionales, defendían desde sus responsabilidades institucionales en Euskadi el acuerdo y hablaban de nuevo tiempo, y pedían a sus compañeros del resto de España y de otros partidos que supieran entender esos pactos, que supieran entender la diferencia entre que te maten y no te maten ni te persigan.
Han pasado 7 años desde el fin de la violencia terrorista. Seguimos trabajando porque el futuro de Euskadi se construya sobre unas bases sólidas éticas. Estamos y estaremos en todos los foros que sean necesarios para exigir que reconozcan que en Euskadi nunca hubo una razón que justificase el asesinato, la extorsión o el secuestro. Es lo que desea la mayoría de la sociedad vasca.
Los socialistas estamos muy orgullosos de nuestra labor en la construcción de la convivencia, hemos estado en todos los acuerdos y en todos los trabajos que han contribuido a reconocer a las víctimas. A las víctimas del terrorismo de ETA, a las víctimas de los contraterrorismos ilícitos y a las víctimas de los excesos policiales cometidos en un contexto de violencia de motivación política. Siempre hemos estado del lado de las víctimas. De todas ellas. Nadie podrá sacar una palabra o acción nuestra de ofensa a las víctimas del franquismo, del terrorismo o de los abusos policiales y eso no lo pueden decir todos los partidos.
Mi compromiso con el escrupuloso respeto a los derechos humanos de todas las personas y con las víctimas está probado por los hechos y avalado por mi gestión política. A mí nunca me van a encontrar ni jaleando a terroristas, ni pidiendo indultos para terroristas.
A mí y al socialismo vasco nos encontraran siempre trabajando por la convivencia en este país y con las exigencias éticas muy claras. Nos lo merecemos. Es el proyecto que estamos liderando para el futuro de esta tierra, el proyecto que sintetizamos en julio y que personalmente trasladé a todos y cada uno de los Secretarios Generales de cada federación de mi partido, y que pasa inexcusablemente por el reconocimiento de la victoria ética sobre quienes quisieron acabar con la Euskadi libre que hoy disfrutamos, y que debemos a las víctimas y a quienes resistieron el acoso y la amenaza. Eso es lo que seguiremos defendiendo, allí donde estemos, sin dejarnos llevar, como no hicimos antes, ni por fariseísmos ni populismos.
14 thoughts on “Nuevos fariseísmos, nuevos populismos”