Leyendo alguna prensa estos días, me he acordado de un personaje de Miguel Gila. De ese niño, del monólogo Historia de mi vida, que nació solo porque su madre no estaba en casa, había salido a pedir perejil a una vecina, y, después de muchas vicisitudes termina abandonado en la puerta de la mansión de unos marqueses.
El marqués le pregunta su nombre; “Como soy pobre, Pedrito”, responde el imberbe. Y el noble sentencia: “Desde hoy te llamarás Luis Enrique Carlos Jorge Alfredo”. Aunque después siempre le llamaba Chuchi, para abreviar. Y él aceptaba con resignación el apelativo que unos le dirigían con sumo cariño, y otros con ánimo lacerante.
He recordado esta escena al hilo del empeño de algunos medios en referirse como “Lakua” al actual Gobierno Vasco, cuya sede se encuentra efectivamente en ese barrio gasteiztarra. Y he llegado a la conclusión de que no lo hacen con ánimo de menoscabo. No quieren deteriorar y deslustrar la institución, quitándole parte de la estimación o lucimiento que tenía antes de la toma de posesión de Patxi López como Lehendakari.
Deduzco, por tanto, que en ningún momento pretenden causar mengua o descrédito en la honra o en la fama al Ejecutivo (dicho sea para seguir sacando jugo al fugaz vistazo al DRAE), sino como muestra de afecto. No es su intención deslegitimar al nuevo Gobierno al parecer hurtarle, con juegos semánticos, su facultad de gobernar y representar a todos los vascos, y no sólo a los vecinos de un barrio de Vitoria; lo hacen por exceso de cariño a la institución y a las personas que formamos el Gobierno Vasco.
Por eso, no se me ocurre otra cosa que agradecer desde aquí tales muestras de aprecio.
22 thoughts on “Lakua vs Gobierno Vasco”