Aminetu Haidar

Aminetu Haidar

El Gobierno Vasco entrega hoy el Premio René Cassin de Derechos Humanos 2011 a Aminetu Haidar, quizá el rostro más conocido de la defensa diaria de los derechos humanos en el Sáhara Occidental. Aminetu es también un símbolo para su pueblo y para todas aquellas mujeres que defendemos la dignidad y los derechos humanos en todos los lugares del planeta.

La situación de los derechos humanos de la población que reside en los territorios del Sáhara Occidental se aleja considerablemente de la que marcan los estándares internacionales de protección de estos derechos. Tanto los derechos civiles y políticos, como los derechos económicos, sociales y culturales, son con frecuencia vulnerados. Por ello, la concesión a Aminetu Haidar del premio René Cassin quiere ser un reconocimiento a la labor del conjunto de las y los defensores de los derechos humanos en los territorios ocupados del Sáhara Occidental.

Los derechos humanos no son palabras huecas, no debemos permitir que lo sean. Los derechos humanos constituyen garantías legales universales que corresponden a todos los seres humanos y que protegen al individuo y a los grupos frente a acciones u omisiones que afectan a la dignidad humana. La universalidad de los derechos humanos implica además que la defensa de éstos debe trascender las sensibilidades de tipo ideológico o político de cada cual.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos proclama en su artículo 19 que «todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión». Artículo que en el mismo sentido desarrolla el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en sus artículos 18 y 19.
En la misma línea, la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 1998 aprobó la ‘Declaración sobre el derecho y el deber de los individuos, los grupos y las instituciones de promover y proteger los derechos y las libertades fundamentales universalmente reconocidos’, conocida como ‘Declaración sobre las y los Defensores de los Derechos Humanos’. El artículo 1 de dicha Declaración resume todo el texto posterior de derechos reconocidos a los defensores cuando señala que «toda persona tiene derecho, individual o colectivamente, a promover y procurar la protección y realización de los derechos humanos y las libertades fundamentales en los planos nacional e internacional».

A tan noble labor ha dedicado parte de su vida Aminetu Haidar. Su figura ha alcanzado relevancia a nivel mundial. Repasaré brevemente algunos datos de su biografía. Destacada activista de derechos humanos, estuvo encarcelada sin que se conociera su paradero entre 1987 y 1991. En junio de 2005, durante una manifestación, fue golpeada por las fuerzas policiales marroquíes, resultando gravemente herida en la cabeza. Fue detenida en el hospital donde estaba ingresada y trasladada a prisión. Permaneció varios meses encarcelada y llevó a cabo una huelga de hambre que debilitó gravemente su salud. En agosto de 2005, mientras cumplía condena, escribió desde la cárcel: «Es un milagro que siga con vida, porque soy una mujer agotada físicamente de tantos años de desaparición y encarcelamiento, tanta tortura y tantas vejaciones. Pero aquí estoy y seguiré luchando con todas mis fuerzas, sabiendo que estáis allí luchando por nosotros. Estoy tan segura de vosotros como lo estoy del mar que me espera a 25 kilómetros, tan segura como lo estoy de esos niños saharauis refugiados en Argelia que volverán a su tierra liberada. Estoy tan segura de vosotros como lo estoy de la mirada cariñosa de mis dos hijos Mohamed y Hayat, a quienes añoro tanto».

El 13 de noviembre de 2009 Aminetu Haidar fue detenida arbitrariamente por las fuerzas policiales y de seguridad marroquíes en el aeropuerto de El Aaiún, Territorio No Autónomo del Sáhara Occidental, cuando regresaba a su casa, en vuelo procedente de Gran Canaria. A su llegada al aeropuerto la policía marroquí le quitó su documentación, que no le fue devuelta en ningún momento, comunicándole posteriormente que la misma había sido depositada en el Tribunal de El Aaiún. Posteriormente fue expulsada de El Aaiún sin resolución judicial ni administrativa alguna, y contra su voluntad fue obligada a subir a un avión español con destino Lanzarote. Esta situación implicó una nueva violación de los derechos humanos contra esta defensora por parte de las autoridades de Marruecos. Desde su entrada forzada en Lanzarote, Aminetu se mantuvo en huelga de hambre en la propia terminal de aeropuerto, reclamando su derecho a regresar a su casa, en El Aaiún junto a sus hijos.

Dice Eduardo Galeano que «los saharauis esperan, están condenados a pena de angustia perpetua y de perpetua nostalgia». En esa espera, en esa angustia, Aminetu ha sido y es luz de esperanza que contribuye de manera significativa a la consolidación de una sociedad civil basada en la no violencia, el diálogo y el desarrollo de una sociedad democrática.

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