Primero sembrar para luego cosechar. Hace diez años desde el Gobierno vasco empezamos a sembrar por los ayuntamientos la siempreviva, la flor perenne, como símbolo que recuerde a todos los que faltan porque fueron injustamente asesinados. La empezamos a extender por los municipios. Luego decidimos buscar un día en el calendario en el que nadie tuviera que llorar en un cementerio el aniversario de esa injusta ausencia para llenar esa fecha de memoria. Diez años después, hemos visto el final del último reducto terrorista. Pero no queremos que ese final diluya el dolor en tantos hogares, y recuperamos la siempreviva como una necesidad de rearme ético de la sociedad vasca. (más…)