A veces pasa. Incluso a menudo. En un plano se ve un fondo de sol radiante y en el siguiente llueve a raudales. En uno se está agotando la bebida y en el siguiente se ve el vaso lleno de nuevo. Ahora el pelo está recogido y, en unos segundos, la coleta está suelta. Pasa, sobre todo, en las malas películas. La falta de raccord les resta credibilidad, aunque sirven para pasar una tarde tonta en el sofá. Este verano estamos asistiendo a una de esas malas películas que entretienen el estío, a una falta de coherencia y continuidad protagonizada por la izquierda abertzale. Ahí quedaría si no fuera porque ese afán de llenar espacios mediáticos nos generará dudas sobre su intencionalidad última. (más…)