Memoria en emergencia

Memoria en emergencia

Otra cita inexcusable alterada. La de cada 26 de abril en Gernika, a la que los socialistas vascos no hemos dejado de acudir nunca, y en la que estamos presentes también este año, aunque no podemos compartir físicamente espacio con quienes reivindican la memoria de las injusticias, de los dramas, de quienes sufrieron porque el fascismo se sublevó contra el ansia de progresar juntos en libertad y diversidad. No podemos acudir a la cita, como a la de Durango hace tres semanas y a la de tantos pueblos arrasados por las bombas. La emergencia sanitaria sólo nos permite la convocatoria con la memoria en la distancia.

Y en esta emergencia que nos recluye en nuestras casas, que nos deja tiempo para la reflexión, podemos hacer el ejercicio de imaginar a quienes huyeron del peligro y se refugiaron donde pudieron. No es comparable a lo de ahora, no, ni mucho menos. No es comparable porque nuestro confinamiento lo vivimos en nuestras casas, con nuestras cosas, con nuestra gente, y no en abarrotados espacios sin ventilar, sin las cosas más personales, sin saber del destino de los que buscaban salvarse en cualquier otro lado. (más…)

Grito de dignidad

Grito de dignidad

Cuenta Martin Abrisketa en La Lengua de los Secretos la capacidad que tiene un niño de inventar un mundo paralelo en el que disipar los miedos del horror. De un niño que se siente nacido en un queso, que quiere escalar el arco iris para llegar a la luna mientras conjura cualquier temor que pudieran producirle las bombas que asediaban Bilbao. Que intenta encontrar la explicación de por qué de repente sus padres no están, por qué debe pasar las mayores penurias en el inicio de su exilio, por qué debe huir a un lugar donde alguien le ofrezca una vida, la vida que le arrebataron quienes destrozaron su pueblo. Quienes sufrieron la masacre decidida y coordinada por todos los fascismos reflejan con nitidez la sinrazón y la deshumanización de aquellos que subliman intereses particulares por encima de la dignidad humana. Es la verdad que nos grita en este 26 de abril por encima de cualquier otra.

A Gernika no la arrasaron los rojos. A Gernika no la bombardeó el Gobierno español. Mucho antes de Trump existía la postverdad, que no es nada diferente a la mentira de toda la vida. Y a la mentira que sirvió al régimen franquista para eludir su atrocidad no le debe seguir la del nacionalismo para alimentar sus tesis victimistas contra España. Los guerniqueses fueron las víctimas aquel 26 de abril debido al ansia de los sublevados por derrotar el régimen democrático en España, el que avalaba no sólo una esperanza de libertad y justicia social, sino el anhelo de los vascos, de una y otra forma de pensar, de organizarse para convivir entre ellos y con el resto de los españoles. No entenderlo así, no explicarlo así, presentar este día como una agresión de España contra Euskadi es olvidar no sólo a los habitantes de la villa foral injustamente asesinados, sino olvidar a todos aquellos vascos que oyeron durante año y medio una sirena que les alertaba de un posible final para su vida, al menos como la conocían. (más…)

79º aniversario del bombardeo de Gernika

Fuego en el aire

Fuego en el aire

Ninguna persona ha nacido preparada para las despedidas. Al menos, yo no lo estoy.

Las tragedias familiares me provocan honda desazón (a quién no), la ceguera terrorista ha salpicado mi existencia de dramas innecesarios y abril siempre me lleva a reflexionar sobre el (sin)sentido de la guerra.

Acudo estos días a Elgeta, a Gernika, a Durango, a poblaciones que en 1937 fueron devastadas y, aunque el silbido de los proyectiles ya es inaudible, como el motor de unos aviones que sembraron de muerte y fuego nuestra tierra, como el tañido de las campanas en desesperada señal de alarma, las imágenes permanecen.

Aunque nuestros mecanismos de defensa nos empujen a querer olvidar, pasar página, resulta imposible borrar el recuerdo de tantas víctimas. Hace 75 años (casi 76 en el caso de Ochandiano) nuestras calles y nuestros espléndidos montes, en blanco y negro en la retina de nuestra memoria, se llenaron de escombros,de explosiones, de llamaradas, de siniestras polvaredas y humaredas, de llanto, de dolor, de gente inocente corriendo asustada, impotente. Impresiona escuchar a los supervivientes.

No lo olvidamos. Es terca la memoria. Terca y necesaria. Que ningún desalmado nos robe el mes de abril. Ni ningún otro.

Pregúntame lo que quieras…

Idoia, en la red

                         

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