Dicen que en las cenas de Navidad de anteriores ejecutivos no se cantaba ni un solo villancico en euskera. “Eran todo mejicanadas y cosas así”, rememoraba recientemente un ex consejero nacionalista. Es sólo una anécdota, nada punible, pero una nueva muestra de la doble moral del PNV en cuestiones como el euskera.
Otro contrasentido en el proceder de un partido que ha cometido la bajeza de llevar nuestro querido idioma al cuadrilátero político, a su permanente campaña electoral, a su empeño por tratar de rebañar votos, al precio que sea. Otro despropósito en su ciega oposición, en su línea de meter ruido fiando sus esperanzas de ‘éxito’ a una hipotética falta de información, ¬aunque la mayoría de las piedras terminen cayendo en su propio tejado.
Y hablo de bajeza porque el PNV no ha recurrido a un estampa poética y/o mitológica, no se ha entregado a un ejercicio onírico en el que aludir, por ejemplo, a la trama de ‘El hijo del acordeonista’, donde Bernardo Atxaga enterraba cajitas de cerillas con palabras escritas en euskera, para evitar que se perdieran, para velar por su supervivencia. Habría resultado original. Poco creíble, igualmente, pero casi simpático. Pero igual Atxaga, un hombre que sostiene que se puede ser vasco de muchas maneras, no es santo de su devoción. Así, por el contrario, su táctica es la del boxeador sonado, que lanza golpes al aire, sin ton ni son. Y entre sus armas, lamentablemente, figura la mentira.
El penúltimo episodio lo han protagonizado las parlamentarias Leire Corrales y Garbiñe Mendizábal quienes, para referirse al tratamiento otorgado por el Gobierno Vasco al euskera, aludieron a una mezcla de inacción, inoperancia, holgazanería, torpeza y odio. Unas manifestaciones espurias, fantasiosas, infundadas y, afortunadamente, nada creíbles.
Y es que los representantes del PNV han falseado sus tarjetas de presentación, y bajo sus nombres han escrito la palabra mártir. Mártir del euskera, mártir del Estatuto, mártir de distintas cuestiones que, cuando estuvieron en disposición de hacerlo, no apoyaron ni desarrollaron en la medida de sus posibilidades. Y quieren confundir, quieren hacer creer que el euskera (y la ikurriña, y…) es patrimonio exclusivo de una ideología. Desde la oposición continúa con sus tics autoritarios, no se dan cuenta de que Euskadi no necesita precisamente un clima de politización en temas que, al ser de todos, deben estar por encima de la pugna política diaria.
El euskera es eso mismo, es patrimonio de todos, y desde el Gobierno Vasco abogamos por una política euskaltzale libre de fundamentos identitarios o historicistas, y comprometida con un bilingüismo basado en el acuerdo. Creemos que la vía para la consolidación de una cultura en euskera moderna y alejada de sectarismos ideológicos pasa por medidas y actuaciones nuevas, que deben estar relacionadas con la promoción y el fomento verdaderamente eficaces, nunca con la imposición.
En ese sentido, el euskera hay que sentirlo como nuestro, hay que fomentar su uso en la vida familiar, laboral, etcétera; y para ello hay que cambiar lo que se venía haciendo. En mi ámbito, la justicia, estamos realizando importantes esfuerzos: seguimos implantando las medidas derivadas del decreto regulador del proceso de normalización lingüística de la Administración de Justicia; hay nuevos planes encaminados a intensificar su uso en juzgados, servicios comunes y juzgados de paz; hace una semana firmamos con red.es un convenio para permitir la realización de inscripciones registrales en euskera con la aplicación informática Inforeg…
Algo se ha estado haciendo mal. Tenemos liberados durante dos años funcionarios públicos para aprender euskera y, transcurrido el tiempo, se descubre que no han pasado ni un nivel. ¡¡En dos años!! ¿Considera el PNV que así se fomenta el euskera, que eso es trabajar por el euskera? Los recursos se han ajustado ahora a la demanda real y, por supuesto, hemos empezado a hacer un seguimiento del aprovechamiento de las clases de euskera por parte de la función pública.
El dinero de los ciudadanos es sagrado. ¿Pretenden que sigamos derrochando el dinero público, cada vez más escaso? Para evitarlo se han ajustado las partidas económicas destinadas a la euskaldunización, sí, pero se han aumentado, en cambio, las destinadas a fomentar e impulsar el uso del mismo. Porque es muy importante conseguir que en la Justicia se use el euskera con asiduidad y normalidad.
A parte de estar desinformadas, y de desinformar al desinformado, las parlamentarias del PNV han hecho un flaco favor al euskera.
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