Con más fuerza

Tengo la firme convicción de que hemos cambiado la forma de hacer en la política vasca. Lo dije en el Comité Nacional la pasada semana, y lo repito. Los socialistas hemos conseguido que la apuesta política que hicimos hace cinco años, la del acuerdo entre diferentes, para centrar la agenda institucional en las preocupaciones de la gente, se ha abierto paso definitivamente en Euskadi y haya sido asumida por otras fuerzas políticas. Y es lo que ha hecho, como hemos visto en las últimas citas electorales, que hoy seamos de nuevo la izquierda vasca responsable, reconocible. La alternativa de gobierno fortalecida. Con esa fuerza añadida es con la que quiero que mis compañeros y compañeras vuelvan a confiar en mi para aspirar a ser la próxima Lehendakari.

Porque vengo hablando de estas luces largas, de estas nuevas actitudes en el partido y de nuestra relación con la sociedad vasca desde que hace ahora cinco años empecé a liderar este gran partido. Este partido de militantes de hierro, de militantes que no han dejado de estar en su lugar, con la cabeza alta, en los mejores y en los peores tiempos.

Eran entonces momentos de grandes incertidumbres internas. En aquel 2014, acusábamos cierto desgaste en nuestras propuestas, que no en unos ideales y unos principios que se han mantenido como la columna vertebral del Partido Socialista: igualdad, solidaridad, pluralidad, libertad. Veníamos de ver cómo irrumpían nuevas fuerzas, mientras otras tradicionales en esta tierra se asentaban sin sentirse siquiera incomodadas por el más mínimo desgaste. Veníamos de ver cómo resurgían las tentaciones de devolvernos al bucle infinito de la melancolía nacionalista, del precipicio independentista, aquel que padecimos durante la primera década de este siglo y que sólo pudo parar la valentía socialista de ponerse al frente del Gobierno de Euskadi con el Lehendakari Patxi López.

Y fue entonces cuando la militancia me dio su confianza por primera vez. Para dirigir al Partido en este laberinto. El interno, buscando la salida, y el de Euskadi, enredado en las preocupaciones de unos cuantos. Ahí me comprometí a liderar un nuevo tiempo y a una nueva generación con una nueva cultura de partido y un proyecto renovado para hacer un nuevo país.

Pedí compromiso y recibí compromiso. Pedí trabajo y recibí el enorme esfuerzo de quienes han elegido tener el carné del puño y la rosa. Pedí que nos pegáramos a la calle, pero haciendo política en las instituciones. En la pancarta y en los escaños. Receptivos y útiles. Utilizando cada voto para cambiar la realidad, para mejorarla.

Y es lo que hemos sabido demostrar. Es así cómo hemos recuperado ya los niveles de confianza que teníamos en 2011. Porque hemos demostrado que aquí estábamos, que no había nada que inventar. Que el PSE-EE es la izquierda de siempre, la reconocible, la útil. La que sabe pactar en gobierno y en oposición. La exigente y la que no tiene miedo a mojarse con la gobernabilidad. La izquierda transformadora que ha ofrecido a la sociedad vasca tranquilidad y serenidad en la política vasca. La que ha permitido avanzar en iniciativas que se demoraban, facilitar la actividad económica, reforzar los servicios públicos. La que ha blindado a Euskadi de reincidir en los errores del pasado, en los que nos enfrentaban.

Tengo la firme convicción de que hemos cambiado la forma de hacer en la política vasca. Y la ciudadanía nos estaba esperando ahí. Haciendo que toda la agenda de las instituciones haya fijado sus prioridades en el empleo, en la economía, en la marcha de nuestras empresas, en los Servicios Públicos, en las políticas sociales, en las políticas de igualdad y solidaridad…

Ha sido necesario que el Partido Socialista esté fuerte para que los hombres y mujeres de Euskadi se sientan más fuertes en sus derechos y más confiados en sus instituciones. Y eso ha sido posible porque hemos sabido recuperar el espacio central del Partido Socialista, desde la izquierda y el federalismo, como alternativa a la derecha y al independentismo, como garantía de pluralidad y convivencia

Es lo que hemos visto en las urnas. Que el Partido Socialista es la alternativa de la izquierda de gobierno para una sociedad diversa. Ya hemos conseguido cambiar la forma de hacer política, vamos a prepararnos para cambiar la forma de liderarlas. El Partido Socialista de Euskadi afronta ahora una nueva etapa y yo quiero liderarla. Para defender que las cosas se pueden hacer todavía mejor, de otra forma, para luchar por una sociedad más justa, plural y abierta al mundo.

Y con este empuje, con esta fuerza, es con la que quiero trabajarme de nuevo la confianza de la militancia para ponernos a la tarea de nuestro próximo reto: dirigir el Gobierno Vasco. Y yo quiero ser su Lehendakari.

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