Hace unas semanas se plantaba un nuevo retoño del Árbol de Gernika, el primero nacido en el siglo XXI. Desciende del Árbol Viejo, cuyo tronco se conserva fosilizado en la Casa de Juntas, que a su vez venía del Árbol Padre, plantado en el siglo XIV. El Árbol Padre hundió sus raíces en la Edad Media y dio sombra a la consolidación del sistema foral. El Árbol Viejo contemporizó con la adaptación se ese sistema a los nuevos tiempos liberales, con su reflejo en el Concierto Económico, en la decisión de los vascos de seguir regulando sus propias capacidades económicas para afrontar la modernización del país. Su sustituto apenas sobrevivió una década. El Nuevo debe ser símbolo también de la nueva reinvención de Euskadi, como siempre, tomando el testigo de sus antecesores y adaptándose a los nuevos retos. (más…)